Sonreír, soñar, jugar, volar, compartir, expresar, hacen nuestro que hacer diario más divertido, libre de estrés o preocupación. Hemos encontrado en esta labor la mágia y el secreto de sanarnos en familia, la magia de ser el maestro y alumno al mismo tiempo, esa posibilidad de reencontrarnos como seres humanos y volver a nuestra inocencia de niño con cuerpo de adultos. Seguiremos haciendo lo que nos dicte nuestro corazón, siguiendo ese latido, que ya hace tiempo toco a nuestra puerta y acogiendo todos los consejos o aportes que vengan a proponer en positivo.